Gustavo Cilla, Jefe de Servicio de Microbiología de la OSI Donostialdea: “La mejor manera de evitar la transmisión de la gripe a nuestros y nuestras pacientes es la vacunación del personal sanitario”

La vacunación de la gripe supone todos los años un hito en la actividad sanitaria de Osakidetza que requiere de un gran esfuerzo organizativo y sanitario. Esta iniciativa subraya la relevancia que desde el Departamento de Salud se otorga a su aspecto preventivo y de protección de la salud de las personas que pertenecen a los grupos de riesgo. Nuestra sociedad tiene cada vez más interiorizada la importancia de esta campaña y de la vacunación. Pero cuando llega la misma todavía surgen algunas dudas. Gustavo Cilla nos aclara algunas de ellas, explicándonos en que consiste la gripe y su vacunación.

 

¿Qué es la gripe?

Es una enfermedad infecciosa respiratoria causada por los virus influenza A y B. La infección se transmite por vía respiratoria con facilidad, de persona a persona, mediante las gotas de saliva y secreciones respiratorias que expulsamos al hablar, toser, estornudar…, así como por vía aérea mediante inhalación de pequeñas gotitas de dichas secreciones aerosolizadas, normalmente en personas que comparten espacios cerrados.

 

¿Cuáles son los síntomas de la gripe?

Los síntomas principales son fiebre, escalofríos, malestar general, cansancio, dolor de cabeza, dolores musculares, tos, todo ello de inicio súbito y de mayor o menor intensidad. Si la enfermedad no se complica, tiene un curso autolimitado (2-5 días).

 

La gripe puede llegar a ser una enfermedad grave. ¿Cuándo ocurre esto?

Es frecuente que en el curso de, o inmediatamente tras la gripe sucedan complicaciones, normalmente por alteraciones de la flora bacteriana, como sinusitis, otitis, exacerbaciones de enfermedad pulmonar obstructiva crónica o de asma, neumonía. Las complicaciones pueden afectar a cualquier persona, pero son más frecuentes en mayores de 65 años y en menores de cinco, así como en personas con enfermedad crónica pulmonar, renal, neuromuscular, diabetes, obesidad mórbida, inmunodeprimidos en general… Asimismo en el curso de la gripe se producen descompensaciones de pacientes con enfermedades crónicas cardiovascular, hepática…

La gripe y sus complicaciones son una causa frecuente de hospitalización durante las epidemias anuales. Provocan importantes incrementos en la demanda de consultas en Atención Primaria y en Urgencias de los Hospitales, llegando determinados inviernos, casi a colapsar los Sistemas Sanitarios. Las epidemias de gripe se asocian a un exceso de mortalidad todos los años.

 

¿Por qué debemos vacunarnos los y las profesionales sanitarios?

Para responder a esta pregunta debemos pensar no sólo en la gripe, sino también en la situación de pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. Considerando la gripe, las razones principales son tres: 1) para no transmitir la enfermedad a pacientes; 2) para evitar infectarnos y enfermar y 3) para contribuir a que el Sistema Sanitario funcione con normalidad durante las epidemias de gripe.

La gripe es una enfermedad que se transmite con mucha facilidad. La mayor parte de las personas con gripe son infecciosas desde 24 horas antes de caer enfermas por lo que pueden infectar inadvertidamente a otras personas. Por otra parte, en ocasiones la gripe es leve (no llevando por ejemplo a una baja laboral), y, sin embargo, durante 3-4 días estas personas son infecciosas. En el caso de los sanitarios y sanitarias, muchos de sus contactos son pacientes de otras enfermedades, especialmente vulnerables y predispuestos, si se infectan con los virus influenza, a desarrollar cuadros de gripe grave o complicaciones. La mejor manera de evitar estos eventos de transmisión de gripe a nuestros y nuestras pacientes es la vacunación del personal sanitario.

A estas razones hay que añadir otra que cobra gran importancia este año debido a la probable coincidencia este próximo otoño-invierno de epidemias de gripe y de SARS-CoV-2 (COVID-19), dos enfermedades normalmente indiferenciables en su fase inicial, que pueden poner en jaque a los sistemas sanitarios. Es esencial diferenciar cuanto antes estas enfermedades, desde el punto de vista del y de la paciente dado que tienen tratamientos y pronóstico diferente, y desde el punto de vista de Salud Pública dado que generan actitudes preventivas diferentes (cuarentenas, estudios de contactos etc). Debido al mayor impacto a nivel poblacional de la COVID-19, al menos en esta situación de pandemia, en todas las personas con gripe (y otras infecciones virales respiratorias), deberá descartarse la infección por SARS-CoV-2, mediante pruebas de laboratorio (PCR, antígeno). La vacunación de la gripe puede evitar muchas de estas infecciones respiratorias y por tanto de los correspondientes procesos diagnósticos.   Además se ha observado que la coinfección de virus influenza y SARS-CoV-2 aumenta la gravedad y mortalidad de la COVID-19.

 

¿Cómo funcionan las vacunas contra la gripe? ¿Por qué debemos ponérnosla todos los años?

Funcionan generando inmunidad, concretamente anticuerpos frente a los virus contenidos en la vacuna, que son los que se ha estimado van a circular el correspondiente otoño-invierno. Los anticuerpos generados aparecen a los 10-15 días de la vacunación y se desvanecen en un año poco más o menos, y por ese motivo, así como por el recambio de virus causantes de las epidemias que se va produciendo cada 1-3 años, la vacunación se recomienda de manera anual.

 

Los virus de la gripe cambian de una temporada a otra. ¿Cómo deciden los expertos que virus incluir en la vacuna de la gripe?

Todos los años se vigilan los virus circulantes causantes de la epidemia anual. La información proporcionada por más de 110 países se colecciona y es analizada por virólogos expertos en virus influenza. Éstos monitorizan la evolución de los virus de la temporada y en base a la transmisibilidad, inmunogenicidad y otros factores de las diferentes cepas aisladas, deducen las que circularán de cada tipo y subtipo (AH1, AH3 y B) la temporada epidémica siguiente, que se colocan en las vacunas. Hasta hace unos años normalmente un tipo de virus circulaba cada invierno, pero en años recientes lo normal es que circulen de modo intenso virus de dos o incluso los tres tipos referidos. Por eso las vacunas contienen virus de los tipos A y B y dentro del tipo A, de los subtipos AH1 y AH3.

 

¿Cuál es la eficacia de la vacuna de la gripe?

La efectividad de las vacunas actuales de la gripe es moderada, en torno a un 50%, mayor para la gripe B y la AH1 que para la AH3. La vacuna de la gripe no solo disminuye la incidencia de la infección sino que además, puede disminuir la gravedad de la enfermedad. La efectividad es algo menor en personas mayores que en jóvenes debido a la inmuno-senescencia, y en inmunodeprimidos. Este es un fenómeno común en estos y estas pacientes, y extensible a otros estímulos antigénicos.

Una efectividad global del 50% puede parecer poco a primera vista, pero pensemos a nivel poblacional, desde el punto de vista de la Salud Pública. La gripe causa cada año en España, al menos medio millón de consultas en Atención Primaria, 35.000-40.000 hospitalizaciones, 2.500-5.000 ingresos en UCI, 5.000-10.000 fallecimientos. En los países desarrollados, hasta la llegada de la COVID-19 (en este año pandémico) no hay otra infección que nos lleve a estos números, año tras año, de manera epidémica. Con la moderada efectividad referida para la vacuna, el número de casos de gripe asistidos en Atención Primaria, de hospitalizaciones, ingresos en intensivos etc que con la vacuna podemos evitar es enorme, y por tanto, el beneficio a nivel individual y para la Salud Pública muy importante.

 

¿Qué tipos de vacunas existen contra la gripe?

Continuamente se investiga para conseguir vacunas de la gripe mejores, y más efectivas. La vacuna comúnmente usada en Euskadi es inactivada (no tiene virus vivo) y contiene proteínas antigénicas, fundamentalmente hemaglutinina de los virus gripales AH1, AH3 y B. La hemaglutinina es el antígeno más inmunógeno de los virus gripales.

En la búsqueda de una mayor efectividad se están desarrollando vacunas adyuvadas (incluyen potenciadores de la respuesta inmune), vacunas de título alto (contienen una mayor cantidad de las proteínas antigénicas) y vacunas tetravalentes (incluyen antígenos de los dos linajes existentes del virus influenza B). También en algunos países y grupos de población se utilizan vacunas con virus atenuados. Todas estas vacunas aún no se usan mayoritariamente en Euskadi, y mientras tanto se sigue acumulando información sobre su efectividad y seguridad.

 

¿Qué efectos secundarios puede causarnos la vacuna de la gripe?

Las vacunas de la gripe recomendadas son seguras. Hay que tener en cuenta que anualmente se vacunan cientos de millones de personas en el mundo y en este sentido, hay mucha información. Las vacunas de la gripe que se emplean en la CAPV son inactivadas, solo incluyen proteínas virales, y por tanto no provocan infecciones, gripe ni catarros. Por esto se pueden administrar con seguridad a embarazadas e inmunodeprimidos. Como efectos secundarios los más frecuentes son eventos adversos locales y leves como dolor y/o enrojecimiento en el sitio de la inyección (hasta en un 15%); menos frecuentes los sistémicos inespecíficos como febrícula o dolor de cabeza de unas horas de duración (hasta en un 1%); raros los derivados de reacciones de hipersensibilidad inmediata, más frecuentemente urticaria, por sensibilización a cualquier componente de la vacuna (lo más habitual ovoalbúmina), siendo otros sistémicos graves excepcionales (< 1/1.000.000).

 

Algunos estudios apuntan a que la vacunación de la gripe puede asociarse con menos gravedad y mortalidad por covid-19.

Ha habido unas pocas comunicaciones en este sentido, pero son muy preliminares o proceden de trabajos que no han tenido aún un proceso de revisión por pares. Estos estudios sugieren que la vacuna de la gripe se asocia a una menor probabilidad de necesitar apoyo de Servicios de Cuidados Intensivos, ventilación mecánica y mortalidad en el curso de la COVID-19. Las razones no son conocidas, pero se especula con alteraciones en la diversidad y balances de células T, especialmente pulmonares. Con los datos publicados, la idea que da pie a esta pregunta no se puede afirmar o negar aún, son sugerencias que están siendo objeto de investigaciones.

 

¿De qué manera la vacunación de la gripe ayuda a la no extensión de la pandemia?

Si la cobertura de la vacunación frente a la gripe es elevada, disminuirá de manera importante el número de casos de gripe, disminuyendo la presión del Sistema Sanitario y favoreciendo que se centre en el control de la COVID-19. Un invierno en el que esté en ebullición la gripe, además de la COVID-19, será muy difícil de gestionar por sobrecarga del Sistema Sanitario, facilitando la expansión del SARS-CoV-2 y favoreciendo un impacto mayor de esta enfermedad.