Iván Carbajo, Jefe del Servicio de Rehabilitación de la OSI Donostialdea: “Hemos pasado de recibir 2-3 interconsultas a la semana de CMI a recibir 10-15”

El servicio de Rehabilitación de la OSI Donostialdea realiza una importante labor en la rehabilitación de pacientes hospitalizados, tanto en sus dependencias situadas en el Edificio Amara como en cualquier otro servicio de nuestro hospital. A ello se suma la atención a pacientes ambulantes derivados desde Atención Primaria y Especializada. Por si fuera poco, en estos meses de pandemia se han añadido los y las pacientes que han sufrido covid, especialmente los y las pacientes críticos que han tenido que pasar una larga estancia sedados y sedadas e intubados e intubadas en la unidad de cuidados intensivos. Ivan Carbajo, Jefe del Servicio de Rehabilitación de la OSI Donostialdea nos cuenta como están viviendo esta segunda ola de la pandemia.

 

¿Cómo está organizado y qué servicios ofrece el Servicio de Rehabilitación de la OSI Donostialdea?

El Servicio de Rehabilitación de la OSID está integrado en la actualidad por 14 médicos y médicas especialistas, 4 M.I.R., 40 fisioterapeutas, 5 terapeutas ocupacionales y 2 logopedas. Nuestra cartera de servicios es muy amplia y variada. Tratamos procesos muy diferentes que generan discapacidad (y en ocasiones dolor) y tratamos de mejorar ambos aspectos. El objetivo fundamental es la recuperación funcional de los y las pacientes.

Nuestra actividad se estructura básicamente en dos áreas asistenciales:

  • Asistencia a pacientes hospitalizados: por un lado, pacientes ingresados a cargo del propio Servicio de Rehabilitación (planta de hospitalización de Media/Larga Estancia- en la 3ª planta del Edificio Amara). Aquí predominan pacientes neurológicos (ictus principalmente), amputados, politraumatismos, pacientes con debilidad adquirida en CMI, deterioros funcionales de diversos tipos, … Por otro lado, atendemos a pacientes ingresados en cualquier otro servicio hospitalario, mediante interconsulta o protocolización.
  • Asistencia a pacientes ambulantes: pacientes derivados desde Atención Primaria y Especializada, y pacientes dados de alta tras ingreso en el H.U.D. Son pacientes con procesos musculoesqueléticos agudos o crónicos, problemas neurológicos, linfedemas, incontinencia urinaria, parálisis facial, EPOC, cardiopatía isquémica, declives funcionales por cualquier motivo, … Para ello, contamos con consultas médicas y áreas de terapia en el propio H.U.D. (Fisioterapia, Logopedia, Terapia Ocupacional) y en los centros de salud de Amara-Berri (Fisioterapia, Logopedia, Terapia Ocupacional), Larzabal (Fisioterapia), Alza (Fisioterapia), Tolosa (Fisioterapia) y Pasajes de San Pedro (Fisioterapia).

 

¿Cómo estáis pasando esta segunda ola de la pandemia? ¿Qué tal están los y las trabajadoras de tu servicio?

Supongo que como la mayor parte de la población; desconcertados. No nos acabamos de creer que hayamos vuelto a esta situación. Pero a la vez, con sentido de la responsabilidad, siendo conscientes de la importancia de nuestra intervención en este tipo de pacientes y con ganas de seguir haciendo nuestro trabajo de la mejor manera posible, tanto con los y las pacientes COVID como con el resto. Tengo que destacar la fenomenal respuesta de los y las profesionales del servicio y su capacidad de adaptación a las circunstancias de cada momento de la pandemia.

Por el momento mantenemos una actividad bastante similar a la habitual respecto a los procesos no COVID, a lo que se suma la atención a pacientes COVID con secuelas. En esta segunda fase ya hemos atendido a aproximadamente 60 pacientes COVID derivados mediante interconsulta de hospitalización desde CMI sobre todo, pero también desde Medicina Interna o Neumología.

 

En la primera ola de la pandemia la planta de rehabilitación se cerró para tener camas para hacer frente al coronavirus. ¿Cómo os reorganizasteis entonces y como lo estáis haciendo en esta segunda ola?

A mediados de marzo tuvimos que “vaciar” nuestra planta en 48 horas para hacer sitio a la avalancha de ingresos por COVID, que se centralizó en el edificio Amara. El personal de planta (profesionales de enfermería y auxiliares) se enfrentó por tanto de un día para otro a algo desconocido. Y respondieron de manera impecable. Además, con el confinamiento, se cerraron gran parte de las consultas y todos los gimnasios de los ambulatorios, con lo que se redujo de manera significativa nuestra actividad habitual. Tuvimos que adaptarnos y reinventarnos: 5 médicas del servicio (2 adjuntas y 3 residentes) colaboraron con Medicina Interna en plantas COVID. Fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales fueron a los domicilios de los y las pacientes con mayor necesidad, elaboraron documentos de apoyo para diferentes procesos, las logopedas realizaron tratamientos on-line, las auxiliares y celadores de los gimnasios colaboraron en plantas COVID, … Seguro que hubo cosas que se pudieron hacer mejor, pero en términos generales creo que estuvimos a la altura.  Después, pasada esta primera fase el escenario fue cambiando. En Semana Santa, de manera consensuada con los y las profesionales de Medicina Intensiva, empezamos a acudir a CMI para valorar y tratar a los y las pacientes que habían superado la fase aguda de la enfermedad, pero que presentaban secuelas severas (Debilidad adquirida del paciente crítico). Cada vez eran más y muchos de ellos, una vez fuera de CMI y negativizados, ingresaban en nuestra planta, que poco a poco se iba vaciando de COVID agudos. A partir de entonces fuimos recuperando lentamente una actividad más parecida a la habitual. En aquella primera ola atendimos aproximadamente a 60 pacientes críticos COVID.

 

¿Qué papel juega el servicio de rehabilitación en las personas que han superado la covid-19?

Las y los pacientes críticos que han pasado por CMI y han requerido sedación e intubación prolongadas sufren en mayor o menor medida lo que antes se llamaba “polineuropatía del paciente crítico” y ahora se denomina “debilidad adquirida en UCI”. Es una pérdida de fuerza severa a todos los niveles que genera dificultad para hablar, para respirar, para tragar, para moverse y, globalmente, una severa pérdida de autonomía. Hay que aclarar que estos cuadros no son exclusivos del COVID. La diferencia ha sido pasar de recibir 2-3 interconsultas a la semana de CMI a recibir 10-15. Sabemos que la movilización precoz del paciente crítico, siempre y cuando sea posible, puede contribuir a disminuir la estancia en CMI, la estancia hospitalaria total y a mejorar la situación funcional al alta hospitalaria. No es poca cosa.

 

¿Cómo es el proceso de rehabilitación en estas personas?

El manejo de estas y estos pacientes por parte del servicio de Rehabilitación, en estrecha colaboración con el servicio de Medicina Intensiva, es el siguiente: cuando recibimos la interconsulta primero la o el médico rehabilitador realiza una valoración en CMI. Partiendo de dicha valoración se plantea un tratamiento y unos objetivos concretos. Esos objetivos hay que revisando y actualizando en función de la progresión del paciente. Este entrenamiento lo llevan a cabo las y los pacientes con la ayuda de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y logopedas. Debe ser progresivo, individualizado, y adaptado a las necesidades y posibilidades de los pacientes en cada momento. Se trabaja la fuerza, la resistencia, la función respiratoria, las habilidades con las manos y las tareas funcionales necesarias para ser cada vez más autónomos (voltearse en la cama, aguantar más tiempo en silla, mantenerse en pie, dar unos pasos, usar las manos en tareas básicas de autocuidado, …). En muchas ocasiones también es necesario entrenar la deglución y la comunicación. Este proceso puede durar muchos meses: se inicia en CMI, se continua durante el ingreso en planta y finaliza en el ambulatorio, cuando ya recuperan una mejor situación funcional y pueden seguir entrenando por su cuenta.

 

¿Los y las pacientes de Covid, tanto los y las que han estado ingresados o ingresadas como los y las que han estado en casa han sufrido importantes pérdidas de masa muscular ¿Cómo se hace frente a este problema desde el servicio de rehabilitación?

Nosotros y nosotras, como he comentado anteriormente, hemos trabajado fundamentalmente con los críticos, aquellos que han pasado por CMI y en los que el deterioro funcional ha sido mucho más marcado. También hemos tratado a algunos ingresados en planta de hospitalización, pero no a los casos leves que lo han pasado en casa.

Lo que sí hemos detectado ha sido un empeoramiento en pacientes No COVID que, debido a la inactividad y a la suspensión de las terapias de rehabilitación durante el confinamiento, bien han perdido capacidades que habían conseguido recuperar, o bien no han logrado mejorías que en condiciones normales sí hubieran conseguido. Por eso, en esta segunda fase, un objetivo clave debe ser atender bien a los COVID sin desatender al resto.

 

Durante la pandemia realizasteis un tríptico con una serie de ejercicios para los y las pacientes ingresadas.

Sí, lo elaboraron las fisioterapeutas del servicio. Incluye recomendaciones de ejercicio físico durante el ingreso. Está muy bien explicado. Es una herramienta más para tratar de promover la actividad física del paciente hospitalizado. Nos gustaría que llegara a todo paciente ingresado, salvo evidentemente, a aquellos a los que se prescribe reposo absoluto.

 

 ¿Por qué son importantes este tipo de ejercicios durante la hospitalización?

Este es un tema que consideramos estratégico en el servicio, independientemente de la pandemia: conseguir que las y los pacientes hospitalizados se mantengan, en la medida de sus posibilidades, físicamente activos.  Hay casos que se repiten con mucha frecuencia en el hospital. Pongo un ejemplo:  persona mayor que ingresa por un proceso como una infección respiratoria. Entra al hospital, permanecen en cama 4-5 días, se cura el proceso por el que ingresó, pero al darle el alta vemos que no puede caminar debido a la debilidad producida por el encamamiento. Clásicamente hemos asociado ingreso hospitalario con reposo en cama. Y en la situación actual, sin visitas y sin posibilidad de salir de la habitación, el problema empeora. Salvo que haya una orden médica clara para que el paciente permanezca encamado, las y los pacientes ingresados deberían realizar una actividad física diaria sencilla y segura adaptada a su situación. Con ello pretendemos prevenir la debilidad y la pérdida de autonomía que puede generar el encamamiento y la inactividad.

 

¿Qué tipo de ejercicios le recomiendas que realice a una persona que ha tenido covid y que se ha recuperado?

Una vez recuperado, recomendamos lo mismo que al resto de la población: ejercicio físico regular de moderada intensidad, sin fatigarse en exceso, y cada uno el que prefiera: caminar a buen ritmo, andar en bicicleta, nadar, bailar, ir al gimnasio, …. Añadiendo alimentación saludable y no fumar. E intentar ser felices. No hay por el momento nada mejor inventado.