Jose Miguel Rekarte, técnico del Departamento de Personal: “hay que invertir más en la creación de grupos de trabajo euskaldunes”

Jose Miguel Recarte, técnico Departamento de Dirección de Personas de la OSI Donostialdea ha realizado un interesante estudio titulado “Nominak kudeatzeko terminologiaren eta fraseologiaren bilketa”. El trabajo es uno de los proyectos del postgrado «Hizkuntzen kudeaketa osasun arretan» organizado por la UPV/EHU en colaboración con Osakidetza. Hemos hablado con Josemi sobre este trabajo y sobre el euskera como lengua de trabajo en nuestra organización.

En primer lugar, cuéntame cuál es tu trabajo en la OSI y en qué consiste tu labor.
Soy técnico del Departamento de Personal y participo en algunos procesos de Recursos Humanos tales como las carteleras de trabajo, así como en el sistema de solicitud de licencias o gestión de permisos de uso de aplicaciones corporativas. También me dedico, entre otras cosas, a los informes para la Gerencia y a la formación para la utilización de las citadas aplicaciones.

 

Has realizado un estudio sobre terminología y fraseología para la gestión de nóminas titulado  Nominak kudeatzeko terminologiaren eta fraseologiaren bilketa. ¿Cómo ha surgido este trabajo?
Gracias a la intranet corporativa me enteré de un postgrado organizado por la UPV sobre gestión lingüística en el ámbito sanitario. Su objetivo era conciliar la actividad sanitaria con el euskera, tanto desde el punto de vista profesional como académico, con el objetivo de normalizar la atención. Se organizaba por primera vez y me gustaba el tema; además, me pareció una oportunidad inmejorable para aplicarlo en mi trabajo diario y decidí participar. El trabajo que he realizado es fruto del proyecto de ese postgrado.

 

¿Cuántos términos has recogido en tu investigación?
En total he recogido 904 términos y unidades fraseológicas. No son todos los que se utilizan en materia de personal, que son muchos más, ya que sólo elegí los que se utilizan en textos de uso diario. Reuní todos los términos que encontré en euskera y los que más se usan en castellano, es decir, los que tienen mayor difusión (los que aparecen en textos oficiales o en los cursos de formación). Sin duda hay más, pero he dado prioridad a los textos corporativos, es decir, a los que se utilizan en todas las organizaciones.

 

¿La recopilación y traducción de términos ha sido un proceso de mucho trabajo?
Sí, porque he analizado muchos textos, manualmente, e incluso he traducido algunos términos y unidades fraseológicas. Por lo tanto, he dedicado muchas horas a este trabajo; de hecho, el verano pasado he dedicado algunos fines de semana al proyecto. Pero tengo claro que merece la pena y lo he hecho con gusto.

 

Entonces, ¿el objetivo de tu trabajo ha sido elaborar un vocabulario específico de las nóminas?
Eso es. Pero no es un diccionario terminológico, es un trabajo mucho más modesto, porque no he recogido ni ejemplos ni explicaciones de uso. El objetivo principal no ha sido otro que recoger los términos y las unidades fraseológicas asociadas a la nómina. Con ello, he querido hacer mi aportación en ese campo,  de cara a formar a los y las  profesionales con el objetivo operativo de facilitar las relaciones laborales en euskera, para que este trabajo sea lo más útil posible desde el punto de vista de un uso real. En este sentido, otro objetivo secundario ha sido el de conocer el grado de desarrollo por áreas de trabajo, es decir, analizar las entradas terminológicas según la tipología del documento e identificar las debilidades existentes. Así, de los 904 conceptos encontrados, el 57% ya están traducidos al euskera, sobre todo en los documentos normativos, mientras que en los documentos de gestión el resultado es mucho más bajo. La cuestión es que no están accesibles para el personal, y en ese sentido, esta es la mayor aportación que hace el estudio que he realizado.

 

¿Qué te ha motivado a hacer un trabajo así?
Cuando trabajas en euskera percibes ciertas deficiencias, por ejemplo en lo que respecta a rechazar préstamos que no deberíamos utilizar en el trabajo. Quiero subrayar que los y las profesionales necesitamos más recursos. Es cierto que debemos esforzarnos para cambiar nuestros hábitos lingüísticos, que tenemos que hacer sesiones de activación y que todos debemos llevar a cabo procesos de reflexión e interiorización. Pero tenemos que ofrecer a los y a las profesionales euskaldunes más herramientas para que las estrategias anteriores sean fructíferas. Tengo claro que en las relaciones laborales tenemos que utilizar el euskera sin dificultades, para que los y las pacientes y profesionales podamos ser atendidos en euskera.

 

Tu proyecto se enmarca en el máster Hizkuntzen Kudeaketa Osasun Arretan: Euskara Komunikazio Klinikoan.  ¿Qué has aprendido en ese máster?
Mucho más de lo que pensaba, de verdad. Me gustaría subrayar muchas ideas, ya que el curso aborda muchos puntos, pero aquí es difícil mencionar todos. No obstante, voy a enumerar algunos como los paradigmas de la actividad sanitaria actual, los puntos fuertes y las áreas de mejora del Plan de Euskera, la importancia de la lengua en la calidad de la atención, la oferta activa, los modelos internacionales, el salto de la competencia cultural a la sensibilidad cultural, o la investigación y el lenguaje. Sobre todo, quiero hacer referencia a la importancia de la atención sanitaria basada en la evidencia, ya que los modelos internacionales muestran que la atención prestada en el idioma elegido por el o la paciente ofrece mejores resultados. Sin embargo, necesitamos más evidencias para fomentar la importancia de la lengua en la calidad de la atención y, con ello, para extender y consolidar la sensibilidad cultural, por lo que es evidente que necesitamos investigaciones sobre la lengua.

Entonces, ¿qué importancia crees que tiene el euskera como nuestra lengua de trabajo?
De acuerdo con lo anterior, la importancia de ofrecer una atención de calidad, ya que una atención de calidad conlleva atender en el idioma elegido por el o la paciente. Para ello, la vía más fructífera es hacer que el euskera sea también una lengua de trabajo habitual y real, es decir, promover la igualdad entre ambas lenguas y renunciar a la excusa de la falta de competencias o costumbre.

 

¿Utilizas el euskera en tu trabajo diario? ¿Cuándo, dónde y por qué?
Sí, lo utilizo, pero menos de lo que me gustaría por falta de oportunidades. Muchos recurren al castellano, sobre todo en las relaciones escritas, ya que no relacionan el trabajo con el euskera, y hay que decir que la capacidad adquirida se pierde si no utilizas el idioma. ¿Por qué hacerlo en euskera? Porque es mi oportunidad. Hace tiempo que hablo euskera desde una postura militante, incluso cuando tenía menos capacidad lingüística, pero he de reconocer que el camino se me ha hecho muy difícil, porque empecé a estudiar siendo ya adulto y desde el nivel más bajo.

 

¿Es posible realizar nuestro trabajo en euskera en la OSI Donostialdea?
¡Por supuesto! La trayectoria de los últimos años lo deja claro. El grado de conocimiento del euskera muestra un crecimiento sostenido, pero eso no es suficiente y es imprescindible trabajar la militancia. Se apuntan varias razones para no utilizar el euskera, como tener un conocimiento limitado o sentirse incómodo o incómoda, no tener oportunidades, falta de voluntad o falta de costumbre. De hecho, conozco a muy poca gente que en una situación de angustia no recurra al castellano como salvación, por ejemplo, cuando hay que escribir algún documento de máxima importancia. Somos conscientes de que no es fácil, pero está claro que es posible y aunque los inicios son difíciles, luego el camino es más llevadero. Es cierto que cada cual gestiona su actividad personal y que el uso del euskera está en sus manos, mientras que el equipo de trabajo a menudo no está en nuestras manos, lo que supone un gran reto para la gestión del trabajo en euskera. En realidad, hay que invertir más en la creación de grupos de trabajo euskaldunes.

¿Ha visto avances en esta materia?
Sí, sin duda. Los correos electrónicos escritos en euskera que yo mismo recibo hoy en día son testigo de ello, y en cuanto a las relaciones orales el avance es mucho más evidente en todos los ámbitos. Pero está claro que sigue habiendo lagunas y estamos a la espera de ver qué nos exige el nuevo plan de euskera. En mi opinión, debemos adaptar el paradigma de la revitalización del euskera para adoptar nuevas y más eficaces decisiones.

 

¿Y qué retos ve en el futuro en relación al euskera?
El tema es hondo y complejo y es difícil abordarlo aquí. Los retos más importantes podrían ser el cambio demográfico, la situación económica –incluida la pandemia actual– y los recursos, la evolución tecnológica, la eficacia de la política institucional, el abordaje de la sensibilidad cultural, el salto de la educación a la vida social, las relaciones de poder, la obtención de prestigio social, el impulso de la investigación… Yo quiero mencionar, entre otras cosas, el ir más allá de las apariencias, fomentar la oferta activa, la fortaleza del liderazgo, el desarrollo del vocabulario técnico, la revisión del sistema de evaluación, la eficacia del sistema de medición, el tejido de redes de aliados o la interiorización de una formación más proactiva en euskera.

¿Animaría al personal de la OSI a trabajar en euskera? ¿Por qué?
Sí, mi experiencia ha sido muy positiva y me ha alegrado dar al euskera el espacio que merece. De hecho, quiero subrayar que quien quiera expresarse en euskera puede hacerlo. “Il ez da, eta ez da ilko, guk ez badegu nai”, como dijo el poeta Xabier Lizardi.