2020-2021. Oleadas, vacunación y esperanza

A veces en nuestras vidas es necesario parar un momento, mirar hacia atrás y ver qué hemos hecho, dónde hemos tropezado, qué cosas hemos aprendido. Hacer balance nos ayuda a transitar, a dar sentido a nuestra existencia. Nuestra vida inmediata ha estado marcada por un virus que ha puesto patas arriba nuestro quehacer diario. Todo está siendo vertiginoso y a veces no somos conscientes de lo que hacemos y de cómo lo hacemos. Pero tras unos duros meses, afrontamos el futuro con esperanza e ilusión. Antes de disfrutar del verano y del consiguiente descanso que todos y todas nos merecemos nos gustaría recordar cómo ha transcurrido este curso, sobre todo para ser conscientes de que lo que estamos haciendo tiene su valor.

El pasado septiembre no comenzó como nos hubiera gustado. El aumento de contagios producido por la apertura de fronteras y la relajación de las medidas asociadas al verano dejó a mediados del mes 314 PCR positivas de las 8.519 que se realizaron, de las cuales 87 correspondían a ciudadanos y ciudadanas guipuzcoanas.

Los primeros meses del curso vinieron marcados por la segunda ola, el aumento de contagios y sus efectos. Esta ola, que en un comienzo redujo los contagios en el primer tercio del año debido al estado de alarma y al confinamiento, solo fue temporal pues tras el verano los casos fueron aumentando hasta quedar claro que se trataba de una transmisión comunitaria que llegó a dejar un 19,6% de fallecidos en Gipuzkoa.

Frente a esta situación de contagios, Osakidetza realizó cribados masivos entre la población vasca para poder detectar nuevos positivos y frenarlos a tiempo. Se realizaron numerosos cribados masivos, el primero de ellos en Azkoitia entre el 7 y el 10 de octubre y el segundo entre el 11 y el 17 en las localidades de Villabona y Zizurkil. Además, durante el verano se tomaron muestras masivas en varias localidades del País Vasco y entre los clientes de locales de ocio y restaurantes.

En diciembre llegaron las navidades, y con ellas los regalos. Tras meses de investigación y ensayos clínicos, llegó a España la vacuna de la farmacéutica estadounidense Pfizer. La vacuna supuso un antes y un después en la lucha contra el Coronavirus pues contábamos con una herramienta con la que poder combatirlo.

El 2020 finalizó con el inicio de la campaña de vacunación el 27 de diciembre y desde entonces la estrategia de vacunación ha ido avanzando sin pausa en función de las dosis disponibles.

Sin embargo, no todo fueron alegrías. Debido a la relajación de las medias de control social, diciembre terminó con 336 positivos en Euskadi, de los cuales 115 fueron en Gipuzkoa, cifras superiores a las de septiembre.

Comenzó el año, y con él la tan deseada vacunación. Los y las profesionales de la OSI Donostialdea fuimos de los primeros en recibir la vacuna siguiendo los criterios de priorización establecidos por el Gobierno Vasco y el Ministerio de Sanidad. La puesta en marcha de la campaña de vacunación sirvió para aliviar los efectos de la tercera ola en la cual nos encontrábamos.

En marzo se produjo un hito importante para nuestra organización. Se puso en marcha la campaña de vacunación en la plaza de toros de Illumbe donde ese mismo día, dos equipos de enfermería llegaron a vacunar a 260 profesionales esenciales, la mayoría de ellos y ellas profesores y profesoras y algunos y algunas policías municipales De esta maner  Illumbe se convertía en el primer recinto de estas características de Euskadi y en ejemplo a seguir en el despliegue de nuevos centros de vacunación. Junto al recinto de Illumbe, la vacunación en la zona de San Sebastián se realizó en el Hospital y en el PAC de Bengoetxea, llegando a extenderse hasta los municipios de Errenteria, Hernani y Zarautz.

Otro de los logros remarcables relacionado con vacunación fue que el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación, BioDonostia, junto a BioCruces, fuera seleccionado entre varios centros españoles para participar en el estudio de la vacuna frente a SARS-CoV-2 desarrollada y promovida por la farmacéutica alemana Curevac.

Llegó la Semana Santa y con ella, la flexibilización de medidas de control social, lo que supuso un aumento de los casos y una nueva ola de contagios, la cuarta.  Esta ola fue más leve que las anteriores y en la misma se consiguió reducir la mortalidad un 60% el primer mes con respecto a la primera ola. De las 99.486 víctimas registradas en la primera ola se pasó a 8.887, es decir, 90.599 muertes menos.

Lo peor estaba por llegar. Tras las vacaciones, la incidencia acumulada aumento un 120% y se llegaron a ocupar 173 camas de UCI, una cifra similar a la que tuvimos un año atrás. Este aumento de casos hizo que el LABI redujera la tasa de incidencia acumulada en los últimos 14 días para entrar en zona roja, situándolo en 400 casos por cada 100.000 habitantes, lo que supuso que una veintena de municipios guipuzcoanos con más de 5.000 habitantes, incluidos San Sebastián, entraran en zona roja. El hecho de que una gran parte de Gipuzkoa entrará en zona roja, trajo consigo que las medias de control social y limitaciones de movimiento se endureciesen generando un ámbito de malestar y descontento que nos hizo recordar los momentos más oscuros del comienzo de la pandemia.

Este mismo mes, entrevistábamos a Bingen Uriondo, jefe de la Unidad de Atención Primaria de Egia, y a Enrique Contreras, Médico de Familia de Atención Primaria en el Ambulatorio de Gros, ambos coincidían en que el trabajo de la atención primaria estaba siendo fundamental y era una pieza clave de la desescalada. Este servicio ha sido y está siendo una pieza fundamental para que el conjunto del sistema sanitario funcione de manera segura y con altas cotas de calidad gracias a los protocolos de cribado y derivación que han evitado el colapso del hospital.

El 9 de mayo concluía el estado de alarma en el cual llevábamos desde el 14 de marzo. El fin del mismo supuso la entrada en vigor de nuevas medidas y protocolos poniendo fin al toque de queda nocturno. Cerrábamos el mes con unos datos descendentes de la incidencia acumulada, 228 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días de mayo y con 88 nuevos positivos en Gipuzkoa. Se redujo también, la presión hospitalaria a 338 personas ingresadas, de las cuales 124 estaban en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Este último mes de junio está siendo más ligero pues la presión en las UCI ha disminuido a 45 pacientes y la incidencia acumulada a 111 casos. Como declara la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, «aún estamos lejos del escenario base de las UCI de 219 camas o de la aislada incidencia acumulada de 60 casos por 100.000 habitantes», pero ha señalado que «seguimos avanzando y tenemos motivos para la esperanza».

Todos los servicios de la OSI Donostialdea hemos tenido que adaptarnos a las nuevas medidas y protocolos de seguridad y hemos pasado unos meses con una gran carga de trabajo.

Ahora llega el tiempo de descanso. Si todo ocurre como se espera la inmunidad de grupo será una realidad tras el verano. Ojalá sea así. Solo queremos desearos que paséis unas buenas vacaciones y volváis con las mismas ganas e ilusión que siempre tenéis.