Arantza Aguillo, jefa del servicio de Urgencias Generales del Hospital Universitario Donostia: “A pesar de todo el dolor, las víctimas y el sufrimiento, hemos descubierto que trabajar todos en un mismo proceso resulta más fácil y mucho más eficaz”.

Estos últimos días las urgencias del Hospital Universitario Donostia han vuelto a atender a personas contagiadas con el COVID-19. En este servicio están preparados y preparadas para hacer frente a una nueva oleada de la pandemia. No obstante Arantza Aguillo, jefa del servicio de Urgencias Generales del Hospital Universitario Donostia nos cuenta lo vivido y aprendido las semanas pasadas. Experiencias que sin duda servirán para hacer frente al contagio si la situación empeora.

 

¿Qué tal os encontráis después de estas semanas tan frenéticas?

En general, bastante cansados y con necesidad de vacaciones. Han sido semanas duras para todos.

Parecía que la tranquilidad había llegado, pero los brotes que se están reproduciendo nos obligan a no bajar la guardia

En efecto.

En nuestro servicio el área de contingencia se mantiene activa.  Hemos pasado unos días o semanas en los que apenas había positivos y ahora, que empiezan a verse otra vez, nuevos casos tenemos que estar preparados por si la situación empeora.

Si alguien en noviembre te hubiera dicho que íbamos a pasar por esto ¿qué hubieras pensado?

Que me contaba una película de ciencia ficción.

Desde un primer momento se reorganizaron las urgencias tanto física como organizativamente ¿en que se ha basado esta reorganización?

Se ha basado las recomendaciones de los expertos por lo vivido en otras pandemias.

La regla número uno es separar los circuitos de los pacientes con sospecha de infección por el microorganismo en cuestión (en este caso el Coronavirus) del resto de pacientes. Así se evitan las transmisiones intrahospitalarias y se protege al paciente y al personal.

Esta premisa tan sencilla conlleva muchísimos reajustes en otros aspectos por lo que hemos vivido una infinidad de cambios en nuestra forma de trabajar. Y lo conseguimos en un tiempo récord, gracias a la colaboración de muchísimas personas y servicios del hospital que se volcaron en esta reorganización.

Por otro lado, al tratarse de una enfermedad nueva, los datos se van conociendo poco a poco y los protocolos y las formas de abordarla van cambiando casi cada día. Eso pone a prueba la capacidad de adaptación de cualquier servicio.

¿Cómo se ha vivido en el Servicio de Urgencias la pandemia?

Con mucha incertidumbre, muchos nervios y miedo. Pero también con un gran espíritu de equipo, mucha participación y gran responsabilidad.

¿Cuáles han sido los momentos más duros?

La última semana de marzo y la primera de abril. Fueron los momentos de mayor actividad, de más número de casos y de ingresos graves.

¿Desde un punto de vista médico que es lo que más os ha llamado la atención

Las imágenes radiológicas. Pacientes jóvenes y sanos que aparentemente no estaban muy afectados, tenían afectación pulmonar severa con unas imágenes en las radiografías que casi no habíamos visto antes.  Y era un patrón que se repetía una y otra vez.

¿Ha sido la situación más difícil que habéis vivido las urgencias del Hospital Donostia?

Pues no sabría decirte. Afortunadamente no hemos vivido situaciones como las que veíamos por televisión en otros hospitales. Aquí no nos ha golpeado tan fuerte y hemos tenido una gran organización y coordinación, tanto con Atención Primaria como con los Servicios Hospitalización (neumología, medicina interna, infecciosas, Intensivos…) También con Medicina Preventiva y otros servicios de apoyo.

Por otro lado, hemos recibido el apoyo y colaboración de otras especialidades para que pudiéramos dedicarnos a la atención al COVID.

Sin embargo, a pesar de que el servicio no estaba desbordado y de que había organización, la carga emocional de esta enfermedad ha sido tremenda. La preocupación y el miedo a contagiarnos y, sobretodo, a llevarlo a casa y contagiar a nuestros familiares ha hecho que viviéramos estas semanas con mucha angustia. Eso sí que no lo habíamos vivido nunca.

¿En un principio esperabais que esta pandemia fuera tan grave?

¡Claro que no!  Al inicio, todos pensábamos que esto no saldría de China y, en caso de extenderse, no sería muy diferente a lo que pasó con la Gripe A. Luego la cosa se fue poniendo fea y, cuando llegó a Italia, ya sabíamos que no nos íbamos a librar.

¿Cómo llegaban las personas enfermas de COVID a urgencias tanto física como anímicamente?

Físicamente, en general mal. Los pacientes leves eran atendidos y seguidos por Atención Primaria y los que llegaban al Servicio de Urgencias ya tenían afectación respiratoria por lo general.

Anímicamente, muy asustados. Recordamos, especialmente, el silencio reinante en las salas de espera.

Durante esas semanas se dejó de venir al hospital por otras dolencias que no fueran el coronavirus por el miedo al contagio.

Si. Se notó desde el primer momento y es lógico. Seguramente por una combinación de miedo al contagio y responsabilidad para no colapsar el sistema sanitario.

Era necesario que la sociedad entendiera que no podíamos colapsar las urgencias. La respuesta de la población en este sentido ha sido ejemplar ya que ha acudido solo cuando era necesario.

Si, aunque el efecto no se ha mantenido en el tiempo. Con el fin del confinamiento y la llegada del verano ya estamos, de nuevo, atendiendo infinidad de pacientes con patología leve que no precisan de atención hospitalaria.

Todos estamos actuando con cierta cautela, pero ¿cuáles crees que son los puntos sobre los que deberíamos incidir para que en el caso de que vuelva la pandemia la hagamos frente de una manera más eficaz?

Yo creo que hemos hecho frente a la pandemia de manera muy eficaz.

Seguramente los puntos clave sean el manejo de las residencias de mayores, la realización de Test de forma masiva e insistir a la población en las medidas básicas: distanciamiento físico, empleo de mascarilla e higiene de manos.

¿Ha traído algo positivo esta Pandemia?

Sí. A pesar de todo el dolor, las víctimas y el sufrimiento, hemos descubierto que trabajar todos en un mismo proceso resulta más fácil y mucho más eficaz.

Y hemos sentido también la unión del equipo, la capacidad de adaptación y la disposición de todos los profesionales del Servicio de Urgencias que han dado lo mejor de sí mismos para superar este trance.